Tiny Middle Finger
Tiny Middle Finger

martes, 21 de febrero de 2017

#13: El poder de la musa

Mi musa.
No hay nada más personal hecho por el mundo que esto que estoy escribiendo y el suelo sobre el que estamos parados.
Para mí no existía nada más real que tu voz, que tus ojos, que tu sonrisa. Ése era la realidad en la que yo más creía.
Y sin quererlo, te convertiste en musa. Me inspiraste. Cada respiro vital tuyo era una obra de arte.
Y te escribí, y te dediqué.
Y estoy segura de que algo sentiste
cada vez que la hoja rasgué.
Te compuse, te hice más de mí que de nadie
y nunca tantos poemas habían sido fluidos,
y nunca había tenido yo tanta capacidad de amar
y nunca había podido rimar tantos versos
como cuando te conocí.
Fuiste musa.
Musa e inspiración.
Escrito con tu nombre a fuego
la única persona que agún día llegó tan lejos  en mí.
Era feliz, yo
cuando escribía sin parar
cuando lo único que hacía era soñarte.
Pero ahora ya no,
me lo arrebataste.
Cuando te fuiste debiste haberlo sabido
que me robabas más de mí que un puto suspiro
y me quitaste el arte,
me rompiste el muro
y todo lo que yo conocía como protección
se fue con tu halo.
Cuando te vi partir debí haberlo sabido
que en ese tren se iba parte de mi vida
de mi cordura
de mi convicción.
Te llevaste mis poemas
y con vos, toda mi inspiración.
Porque sos musa
y ese momento decidí bautizarte
cuando todo se quebró y parecía más una obra de arte
las ventanas abiertas, las escaleras partidas
de repente todo tropezó
como jamás habiendo existido.
Y colapsó, mi mundo entero colapsó,
y jamás me había sentido tan vacía
porque ya no había poemas, ni prosas, ni rimas ni versos
ya no había canciones
ya no tenía nada.
Comprendí que te lo habías llevado, todo
Porque todo artista algún día conoce a su musa
y yo la tuve tan cerca y tan lejos
que jamás pude contemplarla del todo
pero ese sólo rayo de luz me bastaba
y así te dediqué mi obra completa.
Pero tengo que confesar,
desde que te fuiste
ese día
ya no pude ni puedo escribir más.

jueves, 19 de mayo de 2016

#12: No llora

No es especial, lo único que la hace distinta es el color de su mirar. Nunca sufrió otro dolor que el de adentro y jamás vivió otra traición que la de sí misma. Muchos se preguntaban por qué entristecía la que la tenía mejor, creo que nadie pudo apreciar que los problemas, problemas son. Es por momentos fría y por momentos cálida, tiene una belleza básica pero refrescante como la lluvia. Su caminar no es especial pero de alguna forma, todos la volteaban a mirar. ¿Por qué esa princesa no parece salida de un cuento? 
Dicen que su mente era enredada como pocas, ¡bendito el que entendiera su loca forma de amar! Curioso cómo el amor que no recibió fue el que a los demás ofreció. Estaba loca como la peor; pintaba con colores fuertes porque los demás eran muy fríos para su propia frialdad. Dibujaba con trazos varios pero seguros, ¿alguna vez estuvo segura de lo que quería trazar? Leía como si de ello viviera, escuchaba como si por eso muriera. Y cuando escribía, se creaba a sí misma. 
Caminaba debajo de la luna pidiéndole un corto amor, iba detrás de una canción. Sus pasos terminaban en algún lado, pero jamás había querido terminar ahí. La escuchábamos cuando contaba las estrellas y saludaba a los que amaba, ¿por qué los únicos correctos eran los que no estaban? La vimos cuando pedía perdón a su pasado, ¡quién la hubiera visto, arrodillada y rezando! ¿A quién le oraba, por qué a alguien que ya no escuchaba? Y sus lamentos no faltaban, pues por todo se culpaba. Tenía aspiraciones y sueños, pero se fueron con sus suspiros de noches largas. No sabía qué quería en la vida, si no sabía nada. Dios, que alguien le enseñe a amar, decían, si sigue así va a matar. Y sí, capaz era un arma mortal pero nadie nunca entendió sus raros versos o su forma de relatar. ¿Qué quería decir con lo que decía? ¿Por qué era como era? ¿Por qué hacía lo que hacía? ¿Tenía algo sentido en su vana y estúpida vida? Todos la releen una y otra vez, a ver si captan una forma de ser... Pero es demasiado extraña, demasiado sola, y ya se cansaron de leer al alma que siempre pide, pero nunca llora.

#11: ¿Cómo?

¿Qué se siente tocar el cielo con las manos? 
¿Qué se siente subir las escaleras para no bajar?
¿Qué se siente tenerte y dejarte escapar?
¿Qué se siente abrazar sin tocar?
¿Qué se siente caminar sin rumbo para encontrarlo y volverlo a perder?
¿Qué se siente dar el corazón y jamás verlo volver?
¿Qué se siente mentir para ganar y terminar perdiendo todo?
¿Qué se siente nunca poder respirar?
¿Cómo se siente la impotencia que no te deja avanzar? ¿Y cómo es llorarle a la luna para que te traiga el pasado?
¿Nunca quisiste parar para poder respirar? 
¿Cómo hago para mirar las estrellas y no quebrar? ¿Cómo hago para recuperar sin tener que robar? 

// SOMOS PRÓFUGOS //

Somos cómplices los dos,
al menos sé que huyo porque amo.
Necesito distensión...
Estar así despierto,
Es un delirio de condenados.

Como un efecto residual,
Yo siempre tomaré el desvío
Tus ojos nunca mentirán...
Pero ese ruido blanco,
es una alarma en mis oídos.

No seas tan cruel,
no busques más pretextos...
No seas tan cruel,
Siempre seremos prófugos los dos.

No tenemos dónde ir
Somos como un área devastada
Carreteras sin sentido...
Religiones sin motivo,
¿cómo podremos sobrevivir?

sábado, 16 de enero de 2016

#10: Tardes de otoño


Tardes de otoño
En las que me enamoré de tu sonrisa
Así de lejana y estrella,
Movió algo dentro de mí.



Tardes de otoño
Cuando caí en tus ojos
Como las hojas caían de los árboles
Me vi arrastrada por tu mirada.



Tardes de otoño
Cuando mi corazón latió
Y pude verlo reflejado en los vidrios
En el día y en la luna.



Tardes de otoño
En las que reíamos como locos
Cuando vi al sol y la luna en tu risa
Y ya no necesité cobijo exterior.



Tardes de otoño
Cuando te quise para siempre
Nuestras manos se entrelazaron
Y nuestros ojos se buscaron.



Tardes de otoño
En las que tirados en el césped
Vimos el universo entero 
Reflejado en nuestros cuerpos.



Tardes de otoño
En las que fui tuya y vos mío
Las sábanas estaban arrugadas
Y nuestras almas perdidas.



Tardes de otoño
Cuando te oí cantarme
Y presencié a un ángel mismo
Que ataba su corazón a una guitarra.



Tardes de otoño...
Ay, tardes de otoño...
Si los árboles hablaran
Y el viento cantara
Qué dirían de nosotros
Dos amantes infinitos
En esas tardes de otoño.



{{Todo comenzó en otoño. Nunca duró más que una tarde de otoño}}

sábado, 9 de enero de 2016

#9: Un rato más

Decime que puedo amarte un rato más, que puedo quererte un rato más, que puedo abrazarte un rato más. Ahora que el aire es más pesado, que el corazón está a punto de rompérseme y que empiezo a sentir las palabras dichas como dagas clavadas.
Quiero tirarme a tu lado; quiero una tarde más de camisas a cuadros y una noche más de sábanas rotas; quiero jugar con tu pelo una vez más; quiero tocar tus dedos; quiero que bailemos en tu habitación y nos riamos como si todo hubiera empezado de nuevo; ahora que todo se terminó, quiero amarte un rato más. 
Y sé que todo terminó ahora, pero si mañana ya no vas a ser mío, concedeme este rato más y adiós.

viernes, 8 de enero de 2016

#8: Estrella fugaz

Amé cada uno de tus recovecos, idolatré tus defectos y le hice un altar a cada una de tus virtudes. 
Di de mi todo lo que quedaba, todo lo que existía. 
Te amé, mi vida, con tanto y con tan poco.
Amé tu oscuridad en su peor momento y tu sonrisa incluso cuando ya no estaba ahí. 
Amé tu infierno cuando más ardía y tu cielo en su mayor esplendor. 
Amé las curvas de tu boca a pesar de lo que decían, tus hermosos ojos a pesar de lo que mentían.
Amé tu llanto cuando más clamaba y tu felicidad cuando recién atisbaba.
Amé tu lealtad más traicionera y tus traiciones más leales.
Y así me pagaste, convirtiéndote para siempre en una bella estrella fugaz de mi pasado.